No hubo despedida emotiva, no hubo un cuerno. Se suponía que el sábado próximo había recuperatorios pero Peluffo ya tenía el pasaje para Punta y se desdijo. Así que nada de recuperatorios, buenas tardes mucho gusto y vayan saliendo nomás, pobres de cuarta.
Nuestra despedida propia fue con Bebu y la Chimo, almorzando solas mientras nos lamentábamos por no estar las cinco juntas, en este, una de nuestras últimas veces en un aula juntas.
Terminamos la jornada en una plaza, tiradas sobre el pasto hablando de la vida y tratando de planificar nuestra alcohólica fiesta de fin de año, cosa difícil si las hay, sobre todo cuando se interpone la agitada vida social de Romu.
Igualito, igualito.... |
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